
En esta edición de DVC Magazine, celebramos y conmemoramos el 50º aniversario de la histórica legislación federal conocida como el Título IX.
Según el sitio web de la Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Educación de EE.UU., el Título IX establece que “ninguna persona en los Estados Unidos podrá ser excluida, por razón de sexo, de la participación en cualquier programa o actividad educativa que reciba asistencia financiera federal, ni se le negarán los beneficios de la misma, ni será objeto de discriminación”.
Las instituciones que reciben fondos del Departamento de Educación deben gestionar sus programas y actividades educativas sin discriminación por razón de sexo, incluyendo la orientación sexual y la identidad de género.
La presidenta de DVC, Susan Lamb, entiende la importancia de esta legislación y cómo ha afectado a generaciones de estudiantes.
“Mi generación fue una de las primeras en beneficiarse de la ley. El Título IX significó que en la secundaria tuve oportunidades similares a las de mis compañeros hombres, tanto en los deportes como en los estudios. También se tradujo en becas disponibles en disciplinas y carreras en las que las mujeres no solían estar representadas”, dijo Lamb.
El impacto del Título IX fue inmediato y duradero.
“Muchos de mis amigos eran menos favorecidos socioeconómicamente y vieron que la igualdad en el deporte y las becas disponibles eran una oportunidad para acceder a la educación superior”, dijo Lamb.
Históricamente, las instituciones educativas no apoyaban mucho a los estudiantes interesados en carreras no tradicionales para su género. Olivia Herriford, directora de proyectos del Bay Area Community College Consortium, vivió estos retos de primera mano.
“Crecí en una comunidad de bajos ingresos, en un hogar monoparental. Como todavía lo enfrentan las estudiantes negras de secundaria interesadas en la Ciencia, la Tecnología, la Ingeniería y las Matemáticas [STEM, por sus siglas en inglés], hubo un consejero blanco que trató de desalentarme”.
“Rara vez se animaba a las mujeres a seguir carreras tecnológicas. La cultura y el entorno de la pequeña universidad de Ingeniería a la que asistí eran hostiles, pero considero que esa experiencia me preparó para el ambiente laboral en el sector tecnológico”, dijo Herriford.
Herriford obtuvo un grado en Informática solo una década después de que las mujeres negras de la película Talentos Ocultos (Hidden Figures) hicieran historia. Después de trabajar durante muchos años como consultora de gestión especializada en la planificación e implementación de tecnologías, Herriford pasó a trabajar en el mundo académico.
“Empecé a trabajar en los departamentos de formación profesional y preparación laboral en los community college en 2010. Cada persona necesita distintos tipos de apoyo, formación y servicios para perseguir sus objetivos educativos, profesionales y de vida”, explicó Herriford.
Desde que se implementó el Título IX, varias generaciones de estudiantes se han beneficiado, pero todavía hay mucho trabajo por hacer.
“Aquí en DVC, estamos reconociendo que tenemos que atender a los estudiantes desde su situación actual y darles el andamiaje y los servicios de apoyo que propicien un mayor éxito estudiantil”, dijo Lamb.
Lamb cree que uno de los muchos éxitos del Título IX son las oportunidades educativas que se han abierto para los estudiantes de todos los orígenes y géneros.
“Todavía tenemos carreras ‘tradicionales’ según el género, la raza y otros factores. La esperanza realmente es desarrollar entornos profesionales inclusivos en los que todos puedan sentirse valorados y considerados, independientemente de sus diferencias. Necesitamos que se produzca este cambio porque la diversidad estimula la innovación y la creatividad en nuestras organizaciones, nuestro país y nuestra comunidad mundial”, concluyó Lamb.